Esta campaña anual del IAM tiene el objetivo general de concienciar a la población para prevenir toda forma de violencia, en especial la dirigida hacia las mujeres. Este año el mensaje quiere resaltar la situación de las hijas e hijos de las mujeres maltratadas.
En esta entrada nos remitimos literalmente al texto que aparece en la página de la Presidencia de la Junta de Andalucía.
Se trata del primer año que el IAM centra la campaña en un tema específico, en respuesta a la insuficiente visibilización del otro problema que conlleva la violencia de género, la que presencian y sufren los menores. Según una estimación del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, unos 800.000 niños y niñas conviven actualmente con situaciones de violencia de género en España.
De las 52 mujeres muertas en España (13 en Andalucía) en lo que va de año (hasta el 19 octubre, últimos datos oficiales), 13 tenían entre 21 y 30 años, lo que supone más de un 23% del total. En esos grupos de edad, se encuentran en la etapa reproductiva o de cuidado de hijos, lo que supone que la violencia de género afectará directamente a menores.
Las consecuencias de esa violencia pueden abarcar problemas de socialización (aislamiento, inseguridad, agresividad) o integración en la escuela; síntomas de estrés postraumático como insomnio, pesadillas, fobias o ansiedad; conductas regresivas; síntomas depresivos; alteraciones del desarrollo afectivo; aprendizaje de modelos violentos y posibilidad de repetirlos o, en algunos casos (como los registrados el pasado año) la misma muerte.
Dentro del servicio de atención psicológica, el IAM desarrolla el Servicio de Atención Psicológica para Hijas e Hijos de Mujeres Víctimas de Violencia de Género. La iniciativa, desarrollada en colaboración con Amuvi, ofrece apoyo y orientación psicosocial y educativa a hijos, de edades comprendidas entre los 6 y 17 años, de mujeres que sufren o han sufrido violencia por parte de sus parejas o ex parejas.
La finalidad que persigue este programa es mejorar el bienestar psicológico y emocional de los menores y prevenir futuros comportamientos de violencia. Se trata de un servicio individualizado, ya que para cada caso se diseña un plan de intervención adaptado a la problemática y circunstancias que se presenten. En 2010 este servicio atendió a 442 menores.
Como vemos las estadísticas que suelen aparecer en los medios de comunicación no suelen ofrecer estos datos, que demuestran que el número de victimas colaterales al hecho violento se dispara y lo convierte en todo un drama social.
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